Es todo un lugar común afirmar que el lanzamiento de una revista científica constituye un hecho social que excede a una apuesta editorial concreta, pero no por ello deja de representar con fidelidad lo que significa este primer número de Aiken. Su concreción resume un conjunto diverso de esfuerzos personales que se conjugan en un proyecto grupal con un estilo definido de practicar la investigación en ciencias sociales y la necesidad de pensar los procesos socio-sanitarios. Se trata, en términos descriptivos, de una revista gestada desde un colectivo que pertenece a un centro de investigación en una facultad de una universidad del interior de la Argentina. Desde allí se gestó este proyecto de contribuir al desarrollo de las ciencias sociales en un ámbito institucional con una potencialidad de crecimiento significativa. Así es que, en el marco de otros proyectos ambiciosos, nace una revista que ha sido concebida a partir de los criterios más rigurosos del campo académico, pero que postula un estilo definido que practicar la investigación científica. El nombre elegido para este emprendimiento editorial posee una marcada conexión con todas estas premisas. Aiken engloba en aóni­kénk significados vinculados con el habitar un lugar, construir un refugio. Aiken resume entonces el concepto de construir un ámbito que reciba ideas innovadoras y proyecte un modo particular de entender la investigación científica desde posiciones periféricas.